¿LA FILOSOFÍA ESTÁ AMENAZADA POR LA INTERDISCIPLINARIEDAD?

 ©Daniel Mendive. Compartir mencionando la fuente.
Introducción
El tema que voy a abordar en esta monografía es el dela interdisciplinariedad y su relación con la filosofía.
Ante todo considero necesario distinguir conceptos que están relacionados pero que son diferentes, para ello será útil la distinción realizada por Alicia Stolkiner sobre multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad.
Según Stolkiner, la multidisciplinariedad consiste en la mera yuxtaposición de los estudios de cada disciplina. Por ejemplo, cuando sobre un tema, objeto o tópico se realiza un estudio desde cada una de las disciplinas curriculares.
En tanto que la interdisciplinariedad, supone un intercambio de conceptos, procedimientos de investigación y principios entre dos o más materias. Para Stolkiner, generalmente suele darse en educación como núcleos interdisciplinares que presuponen un conocimiento estructurado de cada una de las materias, consiguiéndose al final una visión superadora de la planteada por cada área.
Finalmente, describe el concepto de transdisciplinariedad, que Stolkiner decribe como una forma de superar lo que ella lama “la compartamentalización” que traerá como resultado , la aparición de una nueva área que integra a otras. Agrega Stolkiner que también se parte de procedimientos compartidos como los de observación y clasificación. Se rebasa el marco de las disciplinas científicas aisladas, la integración no se realiza sólo dentro de la ciencia sino entre los diferentes campos del conocimiento humano: ciencia, arte, tradiciones y espiritualidad, en vez de ser contradictorias, son complementarias.
La cuestión interesante para plantear, es si el trabajo interdisciplinario puede reemplazar a la visión totalizadora de la realidad que pretende hacer la filosofía y si por lo tanto, éste trabajo interdisciplinario podría decretar el fin de la filosofía.

El debate sobre lo interdisciplinario

Según Stolkiner1, en el debate actual sobre lo interdisciplinario, se presentan dos tipos de prácticas:
  • la investigación interdisciplinaria
  • la configuración de equipos interdisciplinarios asistenciales.
Desde un primer nivel epistemológico y de historia del conocimiento: el simple planteo de la interdisciplina implica un cuestionamiento a los criterios de causalidad, básicamente a los de causalidad lineal, y atenta contra la posibilidad de fragmentación de los fenómenos a abordar. Además, Stolkiner señala que implica también el reconocimiento de que los campos disciplinares no son un «reflejo» de distintos objetos reales sino una construcción históricamente determinada de objetos teóricos y métodos. Asimismo sostiene, que en momentos en que las mismas disciplinas difieren en su interior en cuanto a la definición de su objeto, se puede afirmar que una disciplina, por lo general, no es una, es decir no es unívoca y sin fragmentaciones en su mismo seno.
Stolkiner también trae a consideración el nivel metodológico: tanto en el campo de la investigación, como en el de la asistencia, pensar en un desarrollo interdisciplinario es programar cuidadosamente la forma y las condiciones en que el mismo se desenvuelve. Ya es sabido que la simple yuxtaposición de disciplinas o su encuentro casual no es interdisciplina. La construcción conceptual común del problema que implica un abordaje interdisciplinario, supone un marco de representaciones común entre disciplinas y una cuidadosa delimitación de los distintos niveles de análisis del mismo y su interacción. Para que pueda funcionar como tal, un equipo asistencial interdisciplinario requiere la inclusión programada, dentro de las actividades, de los dispositivos necesarios. El tiempo dedicado a éstos -sean reuniones de discusión de casos, ateneos compartidos, reuniones de elaboración del modelo de historia clínica única, etc.- debe ser reconocido como parte del tiempo de trabajo. Sería bueno que los que programan acciones interdisciplinarias desde los niveles decisorios, tuvieran claro que para lograrlas se requiere algo más que un grupo heterogéneo de profesionales trabajando a destajo.
Una diferencia entre equipos interdisciplinarios de investigación y equipos interdisciplinarios de asistencia, es que estos últimos se constituyen por distintas profesiones (y se da por supuesto que cada una representa una disciplina). Este deslizamiento (de disciplina a profesión) es un claro deslizamiento hacia el campo de prácticas.
Una pregunta que los equipos asistenciales deben también realizarse es cómo incorporan una amplia gama de saberes que no son disciplinarios.
Resulta necesario resaltar lo obvio: un equipo interdisciplinario es un grupo.
Stolkiner señala que existen quienes incorporan a la transdisciplina como una instancia o escalón superador de la interdisciplina, una etapa del desarrollo del conocimiento en la que se borrarían las barreras disciplinarias para lograr la construcción de un saber mega-explicativo.
La Carta de la Transdisciplinariedad2, redactada en el Convento de Arrábida, en Portugal, el 6 de noviembre de 1994 parece ir en esa dirección, dado que dice lo siguiente:
Preámbulo
Considerando que:
— La proliferación actual de las disciplinas académicas y no-académicas conducen a un crecimiento exponencial del saber que hace imposible toda mirada global del ser humano.
— Sólo una inteligencia que dé cuenta de la dimensión planetaria de los conflictos actuales podrá hacer frente a la complejidad de nuestro mundo y al desafío contemporáneo de la autodestrucción material y espiritual de nuestra especie.
— La vida está seriamente amenazada por una tecnociencia triunfante, que sólo obedece a la lógica horrorosa de la eficacia por la eficacia.
— La ruptura contemporánea entre un saber cada vez más acumulativo y un ser interior cada vez más empobrecido conduce a un ascenso de un nuevo oscurantismo, cuyas consecuencias en el plano individual y social son incalculables.
— El crecimiento de los saberes, sin precedente en la historia, aumenta la desigualdad entre aquellos que los poseen y los que carecen de ellos, engendrando así desigualdades crecientes en el seno de los pueblos y entre las naciones de nuestro planeta.
— Al mismo tiempo que todos los desafíos enunciados tienen su contraparte de esperanza y que el crecimiento extraordinario de los saberes puede conducir, a largo plazo, a una mutación comparable al pasaje de los homínidos a la especie humana.
Considerando lo que precede, los participantes del Primer Congreso Mundial de Transdisciplinariedad (Convento de Arrábida, Portugal, 2 a 7 de noviembre de 1994) adoptan la presente Carta como un conjunto de principios fundamentales de la comunidad de espíritus transdisciplinarios, constituyendo un contrato moral que todo signatario de esta Carta hace consigo mismo, fuera de toda coacción jurídica e institucional.
Artículo 1. Toda tentativa de reducir al ser humano a una definición y de disolverlo en estructuras formales, cualesquiera que sean, es incompatible con la visión transdisciplinaria.
Artículo 2. El reconocimiento de la existencia de diferentes niveles de realidad, regidos por diferentes lógicas, es inherente a la actitud transdisciplinaria. Toda tentativa de reducir la realidad a un solo nivel, regido por una única lógica, no se sitúa en el campo de la transdisciplinariedad.
Artículo 3. La transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario; hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. La transdisciplinariedad no busca el dominio de muchas disciplinas, sino la apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviesan y las trascienden.
Artículo 4. La clave de la bóveda de la transdisciplinariedad reside en la unificación semántica y operativa de las acepciones a través y más allá de las disciplinas. Ello presupone una racionalidad abierta, a través de una nueva mirada sobre la relatividad de las nociones de «definición» y «objetividad». El formalismo excesivo, la absolutización de la objetividad, que comporta la exclusión del sujeto, conducen al empobrecimiento.
Artículo 5. La visión transdisciplinaria es decididamente abierta en la medida que ella trasciende el dominio de las ciencias exactas por su diálogo y su reconciliación, no solamente con las ciencias humanas sino también con el arte, la literatura, la poesía y la experiencia interior.
Artículo 6. En relación a la interdisciplinariedad y a la multidisciplinariedad, la transdisciplinariedad es multirreferencial y multidimensional. Tomando en cuenta las concepciones de tiempo y de historia, la transdisciplinariedad no excluye la existencia de un horizonte transhistórico.
Artículo 7. La transdisciplinariedad no constituye una nueva religión, ni una nueva filosofía, ni una nueva metafísica, ni una ciencia de las ciencias.
Artículo 8.La dignidad del ser humano es también de orden cósmico y planetario. La operación del ser humano sobre la Tierra es una de las etapas de la historia del universo. El reconocimiento de la Tierra como patria es uno de los imperativos de la transdisciplinariedad. Todo ser humano tiene derecho a una nacionalidad, pero, a título de habitante de la Tierra, él es al mismo tiempo un ser transnacional. El reconocimiento por el derecho internacional de la doble pertenencia –a una nación y a la Tierra– constituye uno de los objetivos de la investigación transdisciplinaria.
Artículo 9. La transdisciplinariedad conduce a una actitud abierta hacia los mitos y las religiones y hacia quienes los respetan en un espíritu transdisciplinario.
Artículo 10. No hay un lugar cultural privilegiado desde donde se pueda juzgar a las otras culturas. El enfoque transdisciplinario es en sí mismo transcultural.
Artículo 11. Una educación auténtica no puede privilegiar la abstracción en el conocimiento. Debe enseñar a contextualizar, concretar y globalizar. La educación transdisciplinaria reevalúa el rol de la intuición, del imaginario, de la sensibilidad y del cuerpo en la transmisión de los conocimientos.
Artículo 12. La elaboración de una economía transdisciplinaria está fundada sobre el postulado de que la economía debe estar al servicio del ser humano y no a la inversa.
Artículo 13. La ética transdisciplinaria rechaza toda actitud que niegue el diálogo y la discusión, cualquiera sea su origen, ideológico, cientista, religioso, económico, político, filosófico. El saber compartido debería conducir a una comprensión compartida, fundada sobre el respeto absoluto de las alteridades unidas por la vida común sobre una sola y misma Tierra.
Artículo 14. Rigor, apertura y tolerancia son las características fundamentales de la actitud y visión transdisciplinaria. El rigor en la argumentación, que toma en cuenta todas las cuestiones, es la mejor protección respecto de las desviaciones posibles. La apertura incluye la aceptación de lo desconocido, de lo inesperado y de lo imprevisible. La tolerancia es el reconocimiento del derecho a las ideas y verdades contrarias a las nuestras.
Artículo final. La presente Carta de la Transdisciplinariedad es adoptada por los participantes del Primer Congreso de la Transdisciplinariedad, no valiéndose de ninguna otra autoridad que aquella de su obra y de su actividad.
De acuerdo a los procedimientos, que serán definidos de acuerdo con los espíritus transdisciplinarios de todos los países, la Carta está abierta a la firma de todo ser humano interesado por las medidas progresivas del orden nacional, internacional y transnacional para la aplicación de sus artículos en la vida”.


Sin embargo, Stolkiner prefiere mantener una cierta cautela sobre esta visión de la transdisciplinariedad, pues para ella lo transdisciplinario es un momento, un producto siempre puntual de lo interdisciplinario.
Para que se entienda el concepto de lo interdisciplinario, Stolkiner nos ilustra con un interesante ejemplo que realmente ayuda a explicar y a entender esto: “la orquesta sinfónica, en la que cada instrumento tiene su especificidad, su técnica y sus ensayos particulares. Si llegamos antes de que el concierto comience, oiremos una polifonía inarmónica. Sin embargo, cuando la sinfonía comienza, es una. Un solo producto que, no obstante, contiene la diversidad de sonidos de cada instrumento de una manera que no se explica por simple adición. Si reemplazáramos los instrumentos por las disciplinas, la sinfonía, esa única sinfonía, esa unidad que desaparecerá apenas termine la ejecución, sería lo transdisciplinario. Este momento transdisciplinario sería, por ejemplo, el producto de una investigación referida a un problema definido conceptualmente de manera interdisciplinaria o la estrategia que se propone un equipo asistencial frente a una situación específica. Es una situación en construcción continua, no un estado. La tensión entre diferenciación e integración no se resuelve nunca de manera acabada y reaparece frente a cada problema a abordar.
Por ello, para Stolkiner la coordinación de un equipo interdisciplinario es una función decisiva, debe poder situarse como facilitador y generador de los dispositivos necesarios para la producción del marco común entre disciplinas. Generar los espacios para la contrastación de los discursos. Al igual que el director de la orquesta, es el único miembro que no tiene en sus manos un instrumento sino un indicador.
Puesta a aclarar términos, en el presente texto quisiera incorporar otros. En primer lugar, el de multireferencialidad teórica, que consiste en reconocer, en un abordaje particular, las diversas vertientes teóricas y disciplinarias desde las que puede encararse. Aún cuando se encare un problema desde un campo disciplinar o teórico, es preciso pensar cuales son las facetas que quedan abiertas a otros enfoques, su posible constitución como objeto de otros saberes. También quisiera incorporar el de importación de saberes, que pasan de un campo disciplinar a otro. Inclusive de marcos conceptuales que atraviesan transversalmente distintos saberes disciplinares en un determinado momento del conocimiento.
La primera tarea de construcción inter-saberes que desafían estos equipos es, obviamente, la formulación del programa a desarrollar y de sus objetivos. La base de la misma es la definición del problema y de sus actores. El marco referencial común implica, entonces, acuerdos básicos ideológicos: cuál es el tipo de relación que se intenta construir entre equipo asistencial y "beneficiarios" del mismo? Cómo se define al sujeto de estas acciones?. No es lo mismo, por ejemplo proponer un programa vertical que una metodología participativa de programación, no es lo mismo definir a los sujetos de asistencia como "menores" que como "niños y adolescentes" (por citar un ejemplo específico). Los márgenes de autonomía del equipo en sus definiciones, dependerán del marco institucional y de los planes en los que se inscribe, además de las complicadas tramas burocráticas en las que suelen encontrarse atrapados.

Una mirada crítica

Por otro lado, nos encontramos con el punto de vista crítico de Follari3, quien dice que bajo el nombre de interdisciplina pueden caber posiciones antitéticas: instaladas en fuertes diferencias, tanto desde el punto de vista ideológico, como desde el propiamente epistémico.
A su vez, la posterior reunión sintética (incluso por vía de trabajos de investigación interdisciplinares grupales) de lo trabajado desde cada ciencia de manera analítica resultaría necesaria, de modo que las diferentes partes del entramado social encuentren su sentido en la concepción de conjunto que resitúe dichas partes.
Por lo tanto, lo avanzado en el conocimiento de lo social no podría ser reconducido a un solo espacio de explicación. Sin embargo, la noción de totalidad como categoría organizadora de la mirada de cada disciplina, alcanza todavía sentido. Que cada una actúe sabiendo que su especificidad no existe y que sólo responde a un recorte instrumental y analítico, permitiría dejar de pretender que cuando se hace economía a secas, se está haciendo ciencia suficientemente justificada, menos aún “exacta”. La misma invalidación se daría para quienes pretenden desprender al análisis político de las determinaciones económicas, o al sociológico de alguna o de ambas de las dos anteriores.
A su vez, la posterior reunión sintética (incluso por vía de trabajos de investigación interdisciplinares grupales) de lo trabajado desde cada ciencia de manera analítica resultaría necesaria, de modo que las diferentes “partes” del entramado social encuentren su sentido en la concepción de conjunto que re-sitúe dichas partes.
La función intrínseca de lo interdisciplinar, en este dispositivo de puesta de la ciencia al servicio directo del capital y a su creciente desarticulación en función de convertirse en simple tecnología al servicio del lucro empresarial, es por demás evidente. Por una parte, privilegia la aplicación por sobre lo explicativo y reduce esto último, limitando así el lugar del pensamiento crítico y de la referencia al espacio social global en que se inscriben las innovaciones empresariales. Por otro, pone lo real por sobre lo epistémico, como si lo real se explicara per se. De tal manera, busca deslegitimar el orden teórico por considerarlo lejano a la realidad, a la vez que instaurar la noción de que aplicación al servicio del capital es igual a realidad, pues se aporta a la lógica inmanente del desarrollo económico. Y el orden teórico propio de las disciplinas podría dejarse de lado, para reinstaurar un sentido común para el cual lo verdadero fuera igual a lo útil, y lo útil igual a lo útil para el gran empresariado. Es evidente que lo interdisciplinar está a años luz de ser genéticamente impoluto.
No obstante todo lo expuesto, Follari rescata de Borrero premisas que comparte respecto de la interdisciplina: La interdisciplina como necesaria para la resolución de problemas concretos; la exigencia de realizarla mediante trabajo grupal, pues se requiere el aporte de personas provenientes de diferentes ciencias –no hay interdisciplina unipersonal, en contra de lo que a menudo se proclama–; los problemas de coordinación que exigen esas actividades grupales; la evidencia de que lo interdisciplinar no es fácil ni brinda resultados inmediatos; todas estas constataciones traen el tema nuevamente al terreno de una necesaria sensatez y a su justificación en criterios de epistemología por una parte y por otra, de gestión de la investigación y la docencia. Es en estos planos acotados donde se puede razonablemente dar significado al debate y no en una especie de hiperinflación doctrinal por la cual, desde un ámbito tan intracientífico como es el investigativo, se pretende a veces tan colosales finalidades como torcer el rumbo (disciplinario) que habría tenido todo el pensamiento de Occidente.
En la visión de Follari, la modernidad que ha paseado por la historia de Occidente la idea de que el mundo es un espacio para ser dominado, para ser explotado bajo la racionalidad pragmática, dispuesto a ser objeto de cálculo racional a la pura finalidad de su dominio y de la ganancia que pueda proveer. Estas son las credenciales de nacimiento de la interdisciplina, no otras.

¿La filosofía amenazada por la interdisciplinariedad?

Amanda Nuñez García4 nos presenta un estudio en donde señala que la interdisciplinariedad es alentada en muchos centros de investigación de distintos niveles y es sostenido por planes de gobierno. ¿Ante esto, que papel le queda por cumplir a la filosofía?
Nuñez García se apoya en los pensadores franceses, Deleuze y Guattari, quienes dicen que la filosofía se sitúa en un lugar inoperante sobre todo por aislarse en las alturas, por buscar la trascendencia teórica, lo cual, a efectos prácticos, supone el pensarse más como un arma de poder que considerarse en su zona más potente o productiva, más viva.
En primer lugar, Deleuze y Guattari señalan un problema que atañe a la filosofía desde antiguo hasta nuestros días causa de su arrinconamiento en la mera academia. Para ellos, la filosofía se ha encerrado en tre imagenes: la contemplación, la reflexión y la comunicación y para ellos, estas actividades no son disciplinas sino máquinas para construir universales en todas las disciplinas.
Por lo tanto, la filosofía como contemplación vendría a considerarse, a grandes rasgos, como la actividad que contempla unos universales ya dados de antemano y creados en algún espacio celeste los cuales servirían, para aquellos que han visto, erigirse en jueces de la vida.
Para Deleuze y Guattari, ninguna discplina necesita de la filosofía para reflexionar sobre sí y sobre la naturaleza humana.
En el caso de los universales o ideles de comunicación, Deleuze y Guattari, también considera que la filosofía no parece tener demasiado lugar, ya que estableciendo normas ideales de la comunicación tales como “consenso”, “antagonismo”, “superación”, etc., tampoco se consigue llegar a la realidad porque no parten del estudio de lo que hay en un aquí y ahora y de su funcionamiento sino que, muchas veces, pretenden que el aquí y ahora se adapten, de nuevo en un modo de adecuación, a las mismas ideas cuando el movimiento que proponen Deleuze y Guattari es exactamente el inverso: estudiar e intervenir en lo que hay, no dirigirlo.
Así, la filosofía se atrinchera en un círculo de lecturas y relecturas la cual no puede mirar hacia otro lado que a sí misma por estar separada de todo, como separado y en soledad queda cualquier lugar de mando sin nadie que le obedezca.
No obstante se puede encontrar en la filosofía una zona potente de producción; un ámbito que hace, que actúa tanto teórica como prácticamente, a saber: la investigación y la aplicación.
María Francisca Fernández Cáceres5, nos presente un juicio sobre la filosofía más contundente, que hizo Manuel Sacristán, quien en su momento propuso la eliminación de la licenciatura en filosofía y de la asignatura de filosofía en la enseñanza media.
Para Sacristán la filosofía no es un saber sustantivo y sobre todo no lo es con respecto a la ciencia, la filosofía ha de realizarse a través y sobre un conocimiento positivo, práctico o artístico. Lo demás, los sistemas filosóficos y la filosofía institucionalizada en las universidades, del tipo “licenciado”, no es más que pseudo-conocimiento.
Amplia Fernandez Caceres la visión de Sacristán, con la acusación que hace este autor, quien dice que la filosofía sistemática es falsa filosofía, Sacristán se remonta a comienzos de siglo XIX. Con la fundación de la Universidad de Berlín, explica, la filosofía, que hasta el momento había sido un apéndice de la teología, se convierte en un sector universitario de importancia y pronto en el más popular dentro de las facultades.
Paradójicamente en esa Universidad de Berlín, fue rector el filósofo Hegel, entre 1829 y 1830. Para muchos, fue el último que intentó hacer de la filosofía un sistema que explicara la totalidad de lo real.
Posteriormente en la Universidad de Berlín de comienzos del XIX, se conservaba aún la antigua aspiración a un conocimiento integral, a la vez “desinteresado y real”. Sin embargo, la subdivisión del trabajo intelectual acabará diluyendo esta pretensión unitaria.
Según la mirada de Sacristán, la filosofía se separa del resto de las disciplinas quedando “enclaustrada en una pura especialidad filosófica”.
Además, para Sacristán la crítica sociológica inaugurada con Marx daba cuenta de sobra respecto de la función “servil o ideológica” de la filosofía especulativa. Evidenciando la separación entre este saber sistemático y el saber científico, afirma Sacristán, que el “verdadero” conocimiento se genera en la actividad concreta de la ciencia, el arte y la práctica racional. Con esto, Sacristán asume que toda filosofía sistemática es, por una parte, simple apéndice de la ideología (dominante); y por otra, que no genera conocimiento alguno. La filosofía sería entonces el saber adjetivo que acompaña a la actividad humana. El cual se ve obstaculizado por la institucionalización de la filosofía como actividad independiente. Sacristán defiende el conocimiento científico como conocimiento sustantivo.
Lo que ocupa a Sacristán es argumentar que la división académica entre filosofía como especialidad y las demás disciplinas, lo que produce es la imposibilidad de realizar la filosofía como tal, es decir, como elemento de interconexión entre saberes.
Para Sacristán no existe un conocimiento puro desligado de la práctica, pues las verdades “objetivas” de la ciencia son también históricas y se circunscriben al campo de intersubjetividad dentro del cual se desarrollan.
Sacristán entiende la síntesis dialéctica como un proceso circular que articula un movimiento recíproco entre la práctica y la teoría: contando con el saber filosófico busca cubrir aquellos espacios que la explicación científica no cubre, pero siempre dentro de las posibilidades que el conocimiento positivo delimita como plausible. Bueno, al igual que Sacristán, afirma que “la filosofía ya no se puede entender como una actividad emanada de la fuente individual”porque presupone “los mapas del mundo” y los saberes científicos. La filosofía pone en cuestión todos los marcos, todas las ideas, se mueve por el terreno abierto entre las diferentes formas de categorización de las ciencias. La filosofía como quehacer de segundo orden ya implica un trabajo de síntesis, de allí a la propuesta de totalización dialéctica de Sacristán sólo hay un pequeño (gran) paso.
Una filosofía dialéctica, en el sentido que le daba Sacristán, pretende explicar la realidad humana contando únicamente con lo que ella misma puede ofrecer. Es un trabajo de creación en el sentido de narración, de algo que ha de ser contado, explicado, haciendo alusión a hechos y conocimientos concretos, y es también, una reflexión dentro de las mismas disciplinas sobre sus fundamentos, métodos y alcances. En este sentido, sostiene Sacristán, no puede existir un método dialéctico análogo al método científico, pues la dialéctica no es una ciencia. La dialéctica cuenta con los conocimientos ya validados por los métodos de la ciencia, aunque esto no le impide en un momento determinado cuestionar una cierta teoría científica. Una síntesis dialéctica es más bien, análoga a la creación artística. En ella, el artista cuenta con los materiales que le brinda el conocimiento de las técnicas de su arte, un mayor conocimiento de esas técnicas y la herencia cultural que posea le darán más posibilidades y mayor libertad en la creación.
Sin embargo, no se puede establecer un control metodológico estricto de la creación artística. Del mismo modo una síntesis dialéctica o una obra de arte, seguirán vigentes en la medida que puedan manifestar, exhortar, objetivar o ayudar a comprender el presente siempre cambiante. Así, una concreción dialéctica debe contar con los saberes que las disciplinas de su tiempo ponen a su alcance. Una concreción dialéctica o una totalidad concreta es una síntesis interdisciplinar de conocimientos, que intenta dibujar una visión de conjunto de la realidad. Síntesis no sólo de saberes científicos, sino también de conocimientos derivados de la práctica de actividades técnicas, artísticas y del comportamiento humano. Por lo cual el carácter de su saber es provisional y funciona como un filtro donde el conocimiento se revisa en su propio proceso.
Una síntesis dialéctica no es diferente del conocimiento científico, en el sentido de ser un intento de explicar la arbitrariedad de lo concreto. Sin embrago, explica Sacristán, una filosofía dialéctica que cuenta con la ciencia como conocimiento sustantivo, se encuentra a la vez por delante y por detrás de ella. Por detrás porque, recoge sus resultados y los integra en una explicación global. Por delante, porque una aspiración dialéctica inscrita en la práctica cotidiana, como una forma que intenta mirar la realidad en su complejidad, inspira y estimula la actividad científica.
Sacristán explica que las formaciones complejas han de estudiarse a través de su propia actividad en tres niveles intrincados en la práctica. La intra-acción, referida a su formulación interna; la re-acción, lo previo sobre lo que el análisis científico descubre; y la inter-acción, con formaciones “de su mismo nivel genético-analítico” . Pues la práctica es entendida aquí, no únicamente como aplicación o validación del conocimiento, sino como una fase del conocimiento en sí mismo.
Para comprender los fenómenos particulares e irrepetibles del mundo concreto es necesaria la integración del conocimiento científico, siempre abstracto, pero no por ello falso. Una síntesis dialéctica es un lugar de cruce entre saberes, es el espacio donde los límites entre las disciplinas se reconocen y se modifican. Es también, un espacio de reorganización interdisciplinar donde se intenta rescatar la cualidad de lo particular, nombrándolo y por tanto dándole un sentido y haciéndole existir.

Conclusión

Es evidente que hoy en día ninguna disciplina puede por sí sola, ofrecer las respuestas que se necesitan para resolver las diferentes problemáticas que se presentan en las distintas sociedades.
En este sentido, el trabajo interdisciplinario es un excelente instrumento para hallar una respuesta más abarcativa para las probleḿáticas que día a día debemos abordar en nuestro trabajo profesional y docente.
Un claro ejemplo de ello, es el trabajo en el derecho de familia que avanza cada vez más en dar respuestas como fruto del trabajo interdisciplinario entre abogados, psicólogos, asistentes sociales, médicos, etc. Hace tiempo ya, que no se pretende resolver cada caso de familia, solo en el marco del derecho.
El gran desafío es como coordinar todos esos esfuerzos, para obtener un resultado útil para resolver la problemática.
Kotler y Zaltman6 consideraron que el marketing social, ofrece esta posibilidad, cuando se trata de promover un cambio de comportamiento favorable en un determinado grupo social. Una de las funciones del marketing social es combinar los esfuerzos que se realizan desde distintas disciplinas, para ofrecer lo que ellos llaman, un producto social, que sea voluntariamente aceptado por el grupo social hacia quien está dirigido el programa de marketing social.
Aunque los resultados del marketing social son satisfactorios, a lo largo de más de cuarenta años de existencia, la especialidad sigue en evolución tanto desde el punto de vista doctrinario como práctico, pero no tiene como función encontrar conceptos universales que puedan traspasar a las distintas disciplinas.
Muchas de las actuales ciencias, se apartaron de la filosofía buscando obtener respuestas específicas en el abordaje de distintas cuestiones, particularmente las sociales.
Ahora nos encontramos ante la necesidad de tener que poner a las distintas disciplinas una junto a otra, en un trabajo interdisciplinario para hallar las respuestas que no podemos encontrar cada uno en la especialidad en que trabaja.
Aquí es donde pienso que la filosofía, vuelve a presentarse como una disciplina útil para pensar la realidad como una totalidad, como lo hicieron los grandes filósofos de la historia; siendo Hegel, el último gran exponente de ese intento de explicar la totalidad de lo real desde la filosofía.
Considero que el trabajo interdisciplinario bajo una mirada filosófica, puede producir mejores resultados, pues la filosofía siempre nos planteará el desafío de pensar qué hacemos, porqué lo hacemos, porqué ahora y no antes o después.
Por eso, pienso que la filosofía está lejos de desaparecer, la visión totalizadora de lo real que ofrece la filosofía, por lo menos desde sus orígenes hasta Hegel, puede seguir ayudando a encontrar los universales, que pienso que son necesarios para poder avanzar en el desarrollo del conocimiento.
1Stolkiner, A (1999) La interdisciplina: entre la epistemología y las prácticas. Recuperado de
http://www.psiforos.com.ar/foro/viewtopic.php?f=63&t=3007
2Carta de la Transdisciplinariedad, Convento de Arrábida, (noviembre de 1994). Recuperado de
http://www.filosofia.org/cod/c1994tra.htm
3Follari, R. (2006) “La interdisciplina revisitada” Recuperado de
http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/revistacomponents/revista/archivos/anales/numero03/ArchivosParaDescargar/11_follari.pdf.

4Nuñez García, A (2015) Interdisciplinariedad y filosofía en la actualidad. Bioarte, contaminación y purismo. ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.o 52, p. 295-310. Madrid.
5Fernández Cáceres, M. (2010) Rol de la filosofía e interdisciplinariedad en Manuel Sacristán. Recuperado de
http://congresos.um.es/filosofiajoven/filosofiajoven2010/paper/view/.../6831
6Kotler P. , Zaltman G. (1971) Social Marketing: An approach to planned social change. Recuperado de
http://www.sfu.ca/cmns/faculty/laba_m/425/07-fall/documents/Kotler-Zaltman.PD

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